miércoles, 21 de julio de 2010

Apocalipsis

No seré yo quien reconstruya
el reloj de arena derramado en el desierto.
Los cristales han lacerado impiadosos
mis manos ciegas de caricias.
Conservo sólo las vendas pegoteadas
que como serpientes se enroscaron
en los muñones leprosos de mi pena.

No seré yo quien abra mis dedos de abanico
para atajar cual flechas de Ulises
tus desesperados gritos.

Será el titán embravecido de venganza
que amasando victorioso el génesis del tiempo
elevará su mirada ganadora
y nos gritará, póker servido.

1 comentario:

  1. Va mi comentario para el blg, todo:
    ¡Un placer pasear por estas letras que tanto testimonian!
    ali

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